El autor
establece una serie de principios en los que se basa la ética digital:
Responsabilidad:
es necesario plantear esta disciplina desde el punto de vista de los deberes
antes que desde el de los derechos. Todos tenemos responsabilidad de los actos
que realizamos, y en el mundo digital no debe ser distinto. Esto permite tener
seguridad.
Universalidad
dinámica: Aunque la responsabilidad es de cada uno, la colaboración que se
establece en el mundo digital hace que esta tenga también un carácter
universal, de todos los involucrados en una acción.
Autodeterminación
digital: Se trata de la cuestión de la libertad digital, que viene definida por
la acción colectiva. Cuando hablamos de la libertad de la colectividad de un
grupo, este debe ser libre también para establecer sus propias normas de
convivencia y comportamiento.
Racionalidad
práctica: Viene a decir que la razón debe ser la base para establecer
comportamientos y tomar decisiones. Aquí difiero con el autor, pues aunque es
cierto que el razonamiento nos ayuda a discernir correctamente en muchas
cuestiones, como seres humanos poseemos un componente sentimental y, en cierto
modo, irracional, que nos define como lo que somos. Recordar aquí las palabras
de Unamuno: ‘El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya
dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo que de los demás
animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón’.
Intersubjetividad:
Como subjetividad de muchos individuos, los cuales en colectividad forman una
intersubjetividad.
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