Es un debate
abierto y continuo en el sector. El desarrollo tecnológico ha llevado a que, por un lado,
se comparta más información y más personal que en cualquier otra época
anterior. Por el otro, las herramientas se están perfeccionando a un nivel en
el que un manejo equívoco —una serie de comandos equívocos, de hecho— puede
tener consecuencias de gran calado
La pregunta
lleva bastantes años en el aire, acompañando a cada avance importante, pero
toman una nueva dimensión ante la capacidad de la digitalización de
llegar a muchas más gentes de forma acelerada. De hecho, la consultora Gartner sitúa ética digital y privacidad como una
de las diez tendencias tecnológicas que marcarán 2019, debido a una mayor
consciencia entre los usuarios del empleo de sus datos por parte de instituciones
y compañías y el incremento de las medidas y regulaciones para protegerlas que
están experimentando estas (o deberían). De hecho, desde la firma de estudios
de mercado inciden en ampliar el foco, para abordar este tema desde la
perspectiva de la ética y la confianza y no únicamente de la privacidad: el
paso de simplemente cumplir con las normas a plantearse si se está haciendo lo
correcto.
Esta última
reflexión es la que se está revelando en el fondo de iniciativas de distintas
instituciones, como la decisión de la OECD de crear un grupo de
especialistas que marquen las líneas de acción a la hora de trabajar con inteligencia
artificial. O la creación de un grupo de expertos del Instituto de Internet
de la Universidad de Oxford, el Digital Ethics Lab, que tiene en marcha
dos proyectos: la creación de un código ético en Europa sobre la donación de
información personal para fines como investigación o temas humanitarios, y la
iniciativa centrada en explorar elementos críticos de confianza, seguridad y
ética en el uso de IoT. Las empresas tampoco son ajenas al debate:
compañías como Google o Telefónica han presentado sus principios éticos para
el trabajo con inteligencia artificial.
La tecnología
de IA y el uso de datos son, sin duda, de las disciplinas que más dilemas
plantean a nivel ético en su trabajo. Recientemente, el presidente de Samsung
Electronics, Young Sohn, hablaba sobre la aplicación de esta herramienta, planteando
un escenario casi distópico en el que todos los elementos, incluso la
información del ADN, era analizados y clasificados en aras de la
investigación científica. En declaraciones a Business Insider, Sohn se reconocía preocupado por las implicaciones
éticas del uso de distintas herramientas, manifestando que deben estar
guiadas por principios y ser empleadas con propósitos claros, no
simplemente para sacar provecho.
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